miércoles, 15 de septiembre de 2010

ya tres veces me he salvado de una muerte segurita


un bus destartalado y llegábamos a lo que creí que era san salvador de jujuy. pero era el df. lo que en mi mente debe ser una estación de bus del df. había muchos cráteres en el piso, como de bombardeos o como si la tierra se estuviera hundiendo de a pedacitos producto de algún desastre nuclear. "deben ser los narcos", pensé. y entramos en un locutorio con las chicas y con un chicano lindo que no tendría más de dieciseis y me hizo pensar en esa película de gus van sant, esa en la que el gringo quiere entrarle a un par de adolescentes mexicas a como de lugar. hacía mucho calor, la cabina del locutorio tenía unas cortinitas anaranjadas y uno se podía quedar ahí pasando el rato, porque lo que era hablar, no se podía. las líneas estaban caídas. por los narcos, seguro.

no sé por qué dormí tan mal. era un buen sueño a fin de cuentas. salvo por esa sensación ominosa de que en cualquier momento se venía la balacera de los zetas.

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