nunca va a dejar de llover aparentemente. voy a tener que seguir tomándome miles de subtes y sentir ese vértigo cuando el vagón se acerca, la ráfaga de aire caliente cerquita... es notable cómo cambian las perspectivas sobre ciertas cosas: cuando era más chica tenía una fantasía suicida de saltar en esa milésima de segundo previa a que pasara el subte frente mío. Ahora tengo el secreto temor de que una vieja loca va a salir corriendo de entre la gente del andén y me va a empujar a las vías.
y el otro día pasaron vendiendo unas biromes que por la parte de atrás proyectaban un haz de luz con el escudo de tu equipo de futbol y una leyenda del tipo "vamos matador". me quedé mirando el paquete, porque decía made in china. entonces recordé otro de mis flashazos maniacos, que denominaré "pánico marxista". es dificil de explicar... digamos que observaba las cosas que me rodeaban: un tacho de basura naranja del gobierno de la ciudad, un afiche, una bolsa de nylon blanco o el pasamanos del subte y lo descomponía en sus partes constituyentes. empezaba a desintegrarlos con la mente y me imaginaba todo el proceso que los había llevado hasta ahí. no sé por qué me asustaba eso. creo que tiene que ver con vivir en la ciudad y que las únicas cosas no artificiales y no construidas con trabajo humano son los plátanos que trajo sarmiento de francia y las palomas aplastadas contra el asfalto. cuestión que no me asusté pero no podía dejar de pensar en un millar de operarias chinas sentadas en hileras adentro de un megataller de beijing, testeando la linternita y preguntándose que querría decir ese escudo o esa inscripción, y quién iría a comprar algo así. la idea de que sea la misma luz la que le pega en los ojos a la señorita lee y al hijo de cacho, el barrabrava de la 12 que vive a la vuelta de casa es tremenda.
y el otro día pasaron vendiendo unas biromes que por la parte de atrás proyectaban un haz de luz con el escudo de tu equipo de futbol y una leyenda del tipo "vamos matador". me quedé mirando el paquete, porque decía made in china. entonces recordé otro de mis flashazos maniacos, que denominaré "pánico marxista". es dificil de explicar... digamos que observaba las cosas que me rodeaban: un tacho de basura naranja del gobierno de la ciudad, un afiche, una bolsa de nylon blanco o el pasamanos del subte y lo descomponía en sus partes constituyentes. empezaba a desintegrarlos con la mente y me imaginaba todo el proceso que los había llevado hasta ahí. no sé por qué me asustaba eso. creo que tiene que ver con vivir en la ciudad y que las únicas cosas no artificiales y no construidas con trabajo humano son los plátanos que trajo sarmiento de francia y las palomas aplastadas contra el asfalto. cuestión que no me asusté pero no podía dejar de pensar en un millar de operarias chinas sentadas en hileras adentro de un megataller de beijing, testeando la linternita y preguntándose que querría decir ese escudo o esa inscripción, y quién iría a comprar algo así. la idea de que sea la misma luz la que le pega en los ojos a la señorita lee y al hijo de cacho, el barrabrava de la 12 que vive a la vuelta de casa es tremenda.
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