hay un momento en el que sentís que no podés más. ese momento, cuando una es una morsa de la vagancia, suele ocurrir bastante pronto. pero de repente es como un punto bisagra, que atravesás y como dice mi amiga sara, sentís que podés seguir corriendo por el resto de tu vida. con la mente absolutamente limpia. posta.
la reserva es un lugar particular, pero me maravilló cómo se percibe el mundo cuando toda la cara te late de sudor, los anteojos se bambolean y escuchás tus latidos tronandote en las sienes. mucha gente de trampa, personas en situaciones de intercambio ilícito de sustancias, creo que ví mafiosos chinos, bastante gringo suelto con cámara.
también vi que hay una super playa en la que ves el río, que, vamos, es prácticamente un mar! tiene olas, espuma, boyitas a lo lejos y no ves el otro lado, así que debería ser un mar. no tenía noción de kilómetros recorridos, cosa que era de suma importancia para alardear después. porque si volvía a casa diciendo "corrí por una hora" seguro que me imaginaban caminando 45 minutos hasta los carritos de comida de la costanera, tomándome una cerveza con papasfritas. pues no. 6 km. qué tal? de esto nos enteramos cuando le consultamos a unos viejitos eximios corredores que cuánto era toda la vuelta. no me creía capaz. pero ahora me duele toda el área conocida como "la jamonada".
veremos cómo evoluciona esto. las llantas ya las compré.