martes, 26 de noviembre de 2013

dos mil trece

me despierto de golpe, asustada. algo del sueño me deja intranquila, una situación que no termina de resolverse, un momento incómodo. por ejemplo el otro día, un viaje hacia el conurbano, una cena con amigos ajenos que se reían de mí. yo por alguna razón necesitaba caerles bien. y el living se hacía cada vez más chico, sus caras cada vez más cerca, mi casa lejos. mi casa. tengo palpitaciones, la cabeza revuelta. miro la pared y me convenzo de que esa mancha de humedad está llena de hongos microscópicos que me están infectando el cerebro. toda la sensación física y mental tiene de repente un origen. eso me tranquiliza. son las 5 am. el pajarito que canta ya empezó y hay un poco de luz. apenas. me froto los ojos, me rasco la cabeza. me levanto con la idea de que un té me va a componer. vuelvo a la cama, la taza caliente contra el pecho. la serie más estúpida y graciosa que encuentro. me quedo dormida de nuevo pensando aliviada en hongos malignos que tienen la culpa de todo. mañana empezaré yoga, me digo. mañana combatiré con lavandina y cepillo todos los hongos del mundo.