no conforme el día con ser ya una porquería bastante considerable
este mate asqueroso se viene a tapar.
ya. ahí. lo hice de nuevo. ahora me quemé la lengua nomás.
frío, humedad, caras de orto, la vecina de abajo que se empeña en escuchar a TODO VOLUMEN el programa de victor hugo, mi mamá que, una vez más sin mi consentimiento, manda una foto mía a 678 obligándome a usar pasamontañas durante el próximo cuatrimestre, para que el trotskismo organizado no me propine una golpiza en el patio de la facultad. dormir mal, soñar peor. el desayuno que intenta remontar pero, ahí, para que no nos vayamos entusiasmando demasiado, el incidente del mate.
ayer, sin embargo, un gran día. quizás, por eso, la cuestión del contraste que redimensiona...
el mejor final de la historia, frente a un tribunal marcial de luminarias académicas. hermoso. muy linda la sensación del después, ese salir flotando del aula... entender que, podría decirse que no es del todo cierta esa creencia muy mía de que soy totalmente impresentable.
también, empezar una más de las novelas del robert, Monsieur Pain. quiero racionarla por aquello de que, a menos de que encuentren una valija enterrada con manuscritos en el desierto de Atacama , es de las últimas cosas que le voy a leer: un acupunturista-mesmerista en la mejor época para estar en París curando el hipo.
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