martes, 25 de marzo de 2014

emo






un cumpleaños tristísimo en donde la cumpleañera no quería agasajo, ni gente, ni torta.
un festejo al que de hecho asistí, pero en donde lo triste sólo se adivinaba, se presentía. el del sueño era lisa y llanamente incómodo para toda la concurrencia. en un pasillo me cruzo con él, con su cara triste y ojerosa, muy a tono con todo el asunto, se veía. pero era una melancolía que trascendía lo bajón del evento en sí. coincidencias que se superponían nomás.

antes, una merienda en un bar antiguo que de repente era un departamento deteriorado y con mucha humedad en las paredes. yo tenía otro nombre y el mío lo tenía una chica lindísima a la que invocaba llamándome en voz alta.

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