el asunto es que era una cena familiar. pero la familia en cuestión estaba compuesta por una serie de personajes sórdidos que, en distintos ámbitos, se dedicaban a la venta de estupefacientes (sí, escribí *estupefacientes*, como si fuera Chiche Gelblung o un agente de la DEA). Había una señora que era como mi madre de droga. tenía una cofia muy deslucida y un vestido como los que usaba la chica de fight club... digamos que se parecía bastante a María Kodama y tenía un anillo con el que me suministraba cocaína de a ratos. No recuerdo comida en la cena. Pero estábamos todos sentaditos a la mesa, hablando de esas cosas que se hablan en esos momentos: canciones de Los Redondos, American Psycho, el capítulo de Okupas en el que Ricardito prueba por primera vez. En un momento me quedaba dormida. Sí, me quedaba dormida en mi propio sueño. Y me despertaba como en el día después de la gira, toda desarrapada, ojerosa. Me miraba en un espejo. La última imagen es un primer plano de mi boca y mis dientes castañeteando de frío y asco.
*sueños con siameses*
domingo, 1 de mayo de 2011
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