miércoles, 30 de marzo de 2011

en el monte, a la hora de la siesta




Caminábamos por una callecita de Paternal. Era de noche y había que esquivar un auto muy grande estacionado en la vereda. Detrás nuestro, caminando más rápido, aparecía una figura de mujer mayor, regordeta. No podía verle la cara. En un tono de voz muy agudo sentí que nos pedía ayuda. Dijo que tenía que llevarnos con el Pombero, a ver a todos los niños que él escondía, niños de padres muertos.

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